sábado, 18 de agosto de 2012

(a Emilio Sánchez)

Era un corazón que envolvía a un cuerpo.
Más grande, aún, que eso era... ¿he dicho grande?
Inmenso. Era la inocencia encarnada.
La extrema transpariencia en la mirada.
Infinita claridad. Libro abierto.
Oráculo de Dios a quien comprenda.

Hasta siempre, compañero.
Fuiste de esas personas que, por sólo compartir con ellas un breve instante, hacen que todo este camino terrenal valga la pena.

No sé si alguna vez pude enseñarte algo... Jamás te dije, tampoco, lo mucho que aprendí de ti.

Hasta siempre, compañero.
Volveremos a encontrarnos y otra vez nos sentaremos juntos a esperar, al lado de la carretera.

Hasta siempre, compañero.
Hasta siempre

José L. Dasilva N.
Caracas, agosto 18 de 2012

jueves, 3 de mayo de 2012

Quizás no siempre camino
por la vereda acertada, pero
Cómo saberlo?
Cómo saber de antemano la dirección
y el tiempo justo
en que habremos de enfrentarnos al destino?
Quizás camino demasiado por la senda equivocada.
Nunca tuve carta de navegación.
Jamás me dieron un mapa.
Me empujaron, una noche, monte abajo
y me dijeron: ¡anda!
Y no quedó alternativa:
caminar a la deriva
buscando algo que quizás reconozca
al instante en que lo encuentre,
si es que alguna vez lo encuentro
y, de hacerlo, soy consciente.

¿Qué tan importante puede ser,
qué tan pertinente,
tener la razón, ganar o perder?

El fin último,
el verdadero,
el inevitable,
el duradero,
de uno u otro modo,
con razón o sin ella, es el mismo:
la noche oscura, el abismo
la quietud del pensamiento
para unos el descanso
para otros, el lamento.

(agosto /2010)

martes, 1 de mayo de 2012

Poco a poco, sin más apuro
que el nacido de la urgencia de vivir.
Paso a paso. Es más seguro.
Gota a gota, el que bien bebe,
no pierde su presencia ante el barril;
ni se aparta del buen vino
ni se sale del carril.
Paso a paso. Poco a poco.
Quemar el tiempo en su justa medida
y saltar la hoguera
para alejar los fantasmas
como en una permanente noche de San Juán.

domingo, 29 de abril de 2012

Na Miña Aldea

Nas quedas augas da ría
canta unha estrela.

Na miña aldea
xa ven o día.

A noite fica espallada,
po-los piñeiros,
coma un remedo
de sombra fría;

(po-los vieiros da miña aldea)

trema a estadea
xa ven o día.

Nunha lareira daquelas tantas,
caldo na pota
bota María.

(A terra chama po-lo labrego)

Na miña aldea
Xa ven o día.

viernes, 27 de abril de 2012

Dejar el fardo a un lado del camino
y bajar a la tierra,
envuelta la piel en hojas de olvido
y traje de madera.
Una vieja dorna en llamas
alumbra la ribera.
Pescador a la deriva.
Marinero sin bandera.
Recuerdo de un naufragio a golpes de otoño.
¡Ah! ¡Cómo se nos marchitó la primavera
sin haberla visto florecer!