viernes, 29 de mayo de 2020

Recordando a Alí Primera (1997)

Hay quien se llena de orgullo para decir: ¡puedo!, ¡pude! o ¡podría!;
pero ¿De qué sirve, en realidad, poder hacer algo que no hacemos?.
El poder o el conocimiento, sin voluntad de trabajo,
son elementos estériles; árboles que nunca darán fruto.
-"Réflex y Onando"


Donde quiera que te encuentres, te saludo, Alí Primera.

Hay quien dice que tu vida pasó sin pena ni gloria.
Hay quien dice que de ti nada contará la historia.
Hay quien dice que no fuiste más que un cantor de cartón
Hay... Hay...
¡Ay de aquel que menosprecie el poder de una canción!
¡Ay de aquel que no comprenda
que tras la calma de un pueblo
descansa oculto un ciclón!.

Polen es el pensamiento que en alas de la palabra
viaja a través del viento al encuentro de una flor...
Muchos pudieron decir lo mismo que tu dijiste...
¡muchos habrán podido!, pero fuiste tú quien se atrevió.


I

Alí Primera, poeta.
Soñador, ¿idealista?.
Romántico, costumbrista
Escritor de pluma inquieta.

Alí Primera, atrevido
intérprete de esperanzas.
Cantor de canciones mansas
en bravo pueblo nacido.

Por tierras de Venezuela
(aquel rico y fértil suelo
que para dar luz al cielo
sobre el mejor de sus lienzos
dibujara El Creador)
le hiciste guerra al silencio
cabalgando sobre el viento
con balas de pensamiento
en el fusil de tu voz.

II

La muerte callada acecha
a quien canta por la vida.
Y un día, ya enfurecida
para silenciar el grito
de tu cantar, tan temido,
te esperó en aquel camino
entre el asfalto escondida.

... y así te fuiste, poeta
en busca del infinito.
... y se quedó en el tintero
tu mejor composición
la que apenas germinaba
la que aún no habías escrito.

III

Pequeña gigante
que va siempre hacia delante
parasitando neuronas
sin hacer caso de idiomas
de razas o de fronteras
y que, oculta en la memoria
con invisible ropaje
a caballo del lenguaje
igual expresa quimeras
leyendas, sueños o historia.

Fruto de idea
gérmen de idea.

Portadora de simiente
deja oir un primer grito
verbalmente o por escrito
cuando alcanza su destino
después se abre camino
a la flor del inconsciente
y allí descansa, paciente.
Hace nido y luego calla.

Y para librar batalla
llegado el tiempo de estío
cual bomba de tiempo estalla
sagaz, hiriente, oportuna.
La palabra es mar bravío
aunque parezca laguna.

La muerte podrá callar
lo que no ha dicho la vida
mas la idea ya esparcida
puede, sin miedo, volar.
¿Acaso puede la muerte
también al viento frenar?

IV

Tú te fuiste. Allí quedaron
el muchachito desnudo
y las casas de cartón.

Y el obrero cerro abajo
arrastrando su miseria
por entre la periferia
escalón por escalón.

Y el aragüaney florido.
Y el apamate vestido
de muerte y resurrección.

Y el que hablando nada dice
-y con su obrar se desdice-.
Y el político que engaña.

Y alguna que otra piraña
blandiendo sus dientes de oro
por tierras americanas.

Y Venezuela: tesoro
que -para propios orgullo
y para ajenos tristeza-
dejó Dios en la cabeza
de la America del Sur.

Tú te fuiste, allí quedaron
el dólar imperialista
el yanqui siempre arrivista
y el bolívar dictador.
No el Bolívar a caballo:
No el Bolívar Don Simón.
No el que tuvo para América
un sueño de paz y unión
sino aquel otro, acuñado
-que lleva nombre en su honor-
hecho con sudor de cerro
y ambición de explotador.

V

De tu trova, engalanada
con flores de corazón
saltó la preocupación
un día, por la tonada:

"¿Qué sería de la tonada
                            -dijiste-
si no existiera Simón?"

pero nunca preguntaste
¡nunca nadie preguntó!
quién cantaría a tu gente
quién cantaría a tu pueblo
si levantaras el vuelo
si tú te fueras, cantor.

Alí Primera, poeta
Alí Primera, ¡pintor!

El pincel de tu garganta
con acuarela de letras
sobre una tela de viento
dió color al sentimiento.
Tu sentir fue la paleta
y tu voz fue el bastidor.

Alí Primera, poeta
Alí Primera, cantor

VI

Te fuiste, amigo Primera
por la misma carretera
que ya en su tiempo siguiera
algún otro a quien cantaste
con tu voz clara y serena
y con tu marcha dejaste
junto al recuerdo la pena
de un vacío que no llena
ni llenará otro cantor
¿No fuiste acaso el primero?
¿No fuiste acaso el mejor?

VII

Allí quedó el bravo pueblo
tu fuente de inspiración
la tierra que tanto amaste
la gente a la que entregaste
tu sentir hecho canción.

Allí quedó el galerón
el polo, la malagueña
y alguna nota risueña
caminando hacia el Tocuyo
para llevar, con orgullo,
siguiendo la tradición,
homenaje a San Antonio
a ritmo de tamunangue
en tiempo de procesión

... y los muchachos, nacidos
con tu sol a medio cielo,
como turpiales al vuelo
bajo tu misma bandera

... y aquel tambor de madera
que ya suena junto al río
y, aunque parezca vacío,
lleno de tinta el tintero
sobre una mesa quedó
porque alzó vuelo el jilguero
y la pluma enmudeció.

Donde quiera que te encuentres
yo te recuerdo, poeta
yo te saludo, cantor.

José L. Dasilva/1977