jueves, 6 de agosto de 2020

Si pudiera...

Si yo pudiera... Ah! si pudiera!
abriría la puerta que está a mis espaldas sin molestarme en cerrarla y correría hasta encontrar un lugar en esta costa soleada donde pudiera desprenderme (liberarme, más bien) de estas ropas que me amarran y nadar como un pez en medio de una fiesta de peces y gaviotas... y seguir nadando hasta que mis brazos dejaran de ser mis brazos y mis piernas no fueran ya más mis piernas y mi cuerpo no fuese más que agua dentro del agua, sol bajo el sol, brisa en el viento; dejando atrás odio, amor, sexo, guerra, paz para resumir cada uno y todos los sentimientos en una sóla sensación: SER. Pero no existe tal lugar a lo largo de esta costa que estuvo soleada ayer pero no lo está hoy; no puedo nadar como un pez (me hundiría facilmente) y no puedo escapar de estas paredes... Es necesario aprender a balancear el peso de lo que tenemos y de lo que queremos tener, de lo que somos y lo que queremos ser, distribuyéndolo entre ambas manos... digo, para no caminar inclinados hacia un costado.

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